¿Sientes que ya no tienes deseos de orar?
Sentirse sin fortaleza o sin deseos de orar es normal en la vida del cristiano. Puede que un día te sientas lleno de energía y con ganas de hablar con el Señor, mientras que otro día te sientas cansado y sin el más mínimo interés de arrodillarte y comenzar a entablar una conversación con tu Dios. Resulta difícil volver al primer amor y sentir aquellas ansias de orar, como al principio.
En Efesios 6:18 dice: "Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos. Manténganse alerta y perseveren en la oración por todos los santos".
Algo que suelo decir es que: cuando no oramos y no velamos por nuestra vida espiritual, somos propensos a ser influenciados por el mundo. Pero, ¿Qué pasa cuando nos sentimos incapaces para hacerlo? Ahí es donde necesitamos ayuda ya que muchas veces no podemos hacer las cosas solos.
A continuación les dejo unos pequeños consejos que podría ser de utilidad para ustedes en momentos como estos:
- Pedir ayuda al Espíritu Santo: antes de comenzar a orar, justamente cuando te hinques, implórale ayuda al Espíritu. Dile: Espíritu Santo, dame fortaleza para orar; ayúdame. Él siempre estará escuchándote y dispuesto a socorrerte. Por supuesto que tenemos que poner de nuestra parte también.
- Conócete: trata de conocerte más y saber en qué parte del día te sientes más exhausto y en qué parte del día te sientes más enérgico. Cada vez que te halles con más animo, aprovecha y ora. Ejemplo: a mi me gusta orar en la mañana, antes de salir de mi casa. En la tarde, después de que me baño. También oro antes de dormir, pero no muy tarde ¡Porque me puedo sentir con mucho sueño! Y eso podría evitar que yo ore, por lo tanto yo sé cuándo debo orar. Claro está: esto No significa que si no sientes energía no debes orar, sino que de todos modos debes hacerlo.
- Arrodíllate: no ores acostado (como algunas personas suelen hacer) esto puede causar que te duermas mientras lo haces.
- Vence la carne: cuando las ansias de orar se van, significa que la carne quiere vencerte. Pero ¡Hay que derrotarla a ella! En esto Dios te ayudará porque Él es misericordioso. Pídele que te ayude a vencer la carne y recuerda hacer tu esfuerzo también. Una vez y comiences a hacer tu parte, Él hará la suya.
- Ayuna: puedes ayunar para comenzar a doblegar la carne o puedes determinarte a orar con un propósito en específico. Esto te dará más motivación.
- No a la rutina: no ores con el mismo protocolo de siempre. ¡Varía! (A) Un día puedes orar solo para dar gracias a Dios por todo lo que ha hecho y hará. (B) Otro día puedes orar por los demás, por los enfermos, por los pobres, por algún país, etc. (C) Puedes hacer un pequeño culto ¡Aunque estés solo! ora, lee un versículo, entona algunos cánticos a Dios, etc. Dedícale ese momento a Él. A Dios no le gusta la rutina.
- Lee la palabra: lee La Biblia diariamente. Si no tienes tiempo, podrías leer un capítulo al día, por lo menos.No obstante, estudiar la historia de algún personaje bíblico es muy buena idea.
- Tres comidas diarias: algo que me ayudó fue cuando me propuse la meta de orar tres veces al día. En esos momentos me dije a mi misma: "Si las comidas esenciales son tres (desayuno, almuerzo, cena), ¿Por qué no orar tres veces al día?". Cuando empecé, con cada día que transcurría me iba sintiendo más cerca de Dios y más fuerte espiritualmente.
Recuerda que van a llegar momentos en los cuales vas a decaer, pero El Señor estará allí para levantarte y darte resistencia. Espero que estos consejos te ayuden. Puedes dejar tu comentario o incluso si necesitas oración exprésalo y me sentiré complacida de presentarte en mi diaria conversación con mi Padre. ¡Dios te bendiga!
No hay comentarios:
Publicar un comentario